Desprecio de sí

 La ironía de despreciarse a sí mismo.

    Dice Nietzsche, en Más allá del bien y del mal, en una de sus "Sentencias e interludios", que "quien a sí mismo se desprecia continua apreciándose, sin embargo, a sí mismo como despreciador". ¿Cuál es el sentido de este enunciado tan enigmático en apariencia? En apariencia, digo, porque es lo primero que uno obtiene del enunciado antes de masticarlo, antes de darle vueltas, y de jugar con la definición de cada uno de sus términos.

Ese desprecio de sí del que habla el autor, ¿cómo se manifiesta? O acaso, cuál es la definición de este decir "desprecio". En todo caso, la pelota queda de nuestro lado, y con las herramientas que tengamos a disposición es que podremos darle sentido a la frase. Yo acá voy a intentar asomar una interpretación propia, de manera que desde ya no vale para todos igual, aunque, obviamente, intentaré establecer esta interpretación de la manera más objetiva posible, haciendo uso de definiciones que no son mías, sino del lenguaje natural que hablamos y de las definiciones de las palabras que en los diccionarios de lengua española pueden encontrarse. Esto último también supone un problema, porque lo que Nietzsche escribe, no lo escribe en lengua española, sino en alemán. Pero en fin, confiemos en la traducción...

"Desprecio" puede entenderse como lo contrario a "aprecio", es decir, "reconocer y estimar el mérito de alguien o de algo". Despreciar entonces viene siendo en este sentido como no reconocer el mérito de alguien, y en este caso, no reconocer el propio mérito. Quizás el problema aquí aparece como sigue: No reconocer el propio mérito, ¿supone que existe un mérito que no estamos viendo?

En otro sentido, ya más desde el campo de la psicología y las ciencias sociales, despreciar hace referencia a una sensación de falta de respeto y reconocimiento de un otro. Supone el desprecio en este sentido la negación y la humillación de ese otro. ¿Y cuando no hay otro y el desprecio es hacia uno mismo?, ¿acaso hay un desdoblamiento de la personalidad? Es decir, representado de manera teatral:

- "Al final, es cierto, soy un pelotudo. Que me haya dejado mi pareja lo vuelve a confirmar..."

- "Y sí, soy un muerto. No sirvió de nada toda la preparación, total volvimos a perder..."

- "Otra vez volví a dejar la carrera... soy un inútil y un vago, inconstante, no tengo futuro..."

Pareciera como si uno se mirase a sí mismo desde otro lado, como si eso que paso y que merece nuestro desprecio fuese mirado no desde nuestro haberlo hecho, sino desde un juez que realiza sentencias sobre lo hecho. Después de todo, hemos sido nosotros quienes perdimos a nuestra pareja, quienes perdimos el juego, quienes abandonaron la carrera... ¿Por qué nosotros nos juzgaríamos tan duramente, después del esfuerzo hecho? ¿Qué esperábamos alcanzar con el esfuerzo hecho?

En fin. Continuando con la interpretación de la frase del autor, ese que se desprecia, "se aprecia como despreciador". Creo que mientras escribo estas líneas, es decir, al mismo tiempo que tecleo, me doy cuenta de lo que quiere decir esto. El despreciador que "se aprecia a sí mismo como despreciador" está apreciando a ese juez, es decir, le está dando su reconocimiento, su valoración, le está dando mérito e importancia a ese juez que declara sentencias sobre el propio esfuerzo hecho. Puesto en imágenes, uno mismo, yo por ejemplo, le damos crédito a un modo de ser y hacer las cosas, y cuando fracasamos en ese modo, en ese proyecto, el desprecio de nosotros mismos es el aprecio que le tenemos a ese proyecto en desmedro de nuestros propios resultados, de las consecuencias de los propios actos. Esas "expectativas" nos hacen incapaces de ver, de valorar, de disfrutar o de acreditar lo que nosotros mismos hemos podido hacer.

Entonces, volviendo a los diálogos planteados anteriormente a modo de representación del desprecio:

- "Al final soy un pelotudo. Que me haya dejado mi pareja lo vuelve a confirmar... (desprecio de sí y aprecio del desprecio, o de lo que uno creía que tenía que ser y hacer) Pero, ¡ey! Yo intenté hacerla feliz mientras estuvimos juntos, la acompañaba en sus eventos importantes y la apoye a seguir con sus hobbies. A pesar de habernos peleado y separado, no creo que yo haya podido hacer algo distinto, así que está bien (Aprecio de sí, de lo que uno hizo y pudo hacer, y no de lo que uno creía que tenía que ser y hacer)"

-  "Otra vez volví a dejar la carrera... soy un inútil y un vago, inconstante, no tengo futuro... (desprecio de sí y aprecio del desprecio, o de lo que uno creía que tenía que ser y hacer). ¡Pero bueno!, ahora puedo aprovechar mi tiempo libre para dedicar mis energías en algo que aprecie más, o disfrutar de pequeños placeres hasta que encuentre otra cosa que me apasiona. Creo que no puedo saber realmente qué me destina el futuro, y no soy tan inconstante, pues he dedicado 2 años enteros a estudiar y acreditar las materias de la carrera que ahora decido dejar...(Aprecio de sí, de lo que uno hizo y pudo hacer, y no de lo que uno creía que tenía que ser y hacer)"

En estos nuevos diálogos, ficticios y completamente inventados, podemos leer un replanteo, un cambio de juez, un reconocimiento de lo que uno ha hecho y ha olvidado. Creo que ese aprecio de uno como despreciador, como dice Nietzsche, es un estar convencido de que lo que uno hizo está mal conforme a una manera de juzgar los actos que no es propia, sino que es ajena pero que uno la usa como vara para medir lo propio.

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