Pensamientos

  

 El vasto paisaje de las llanuras, Fondo de pantalla HD | Peakpx

PRÓLOGO.

    "Pensamientos" no es sólo un título, como aquel que se utilizó para nombrar el conjunto de notas y escritos que del agudo matemático Blas Pascal se publicaron después de su muerte.  "Pensamientos" es una palabra, desde el punto de vista de la gramática o del linguísta. Pero desde un punto de vista un poco más "antropológico", si se quiere, la palabra "pensamientos" es un símbolo. Una palabra, sí, pero cuyo significado está dado no solo gracias a sí misma, sino gracias a un sistema de signos, de otras palabras, con sentidos más o menos definidos y que nacen o se usan en situaciones símiles o disímiles.

    ¿Por qué digo esto?, porque, ¿qué significa pensar? ¿Qué es un "pensamiento"? ¿Nos imaginamos con esta palabrita algo así como una idea contenida en una mente? ¿Nos imaginamos, acaso, una proposición con una forma lógica que le corresponde para que sea posible? ¿Acaso se trata del producto de un proceso de deducción o de inducción? Esta es, sin lugar a dudas, una noción del "pensar" como una actividad refinada, que puede "captar" o "entender" cosas, y al pensamiento como producto de ese entendimiento, de esa captación. Un pensar que incluso llega a ser una herramienta al servicio de alguna necesidad práctica, o de alguna pureza intelectual. Lo caprichoso de ésta determinación ya lo señalaría Nietzsche, en Más allá del bien y del mal, cuando pregunta, «¿de acuerdo con qué apreciaría yo que lo que acaba de ocurrir no es tal vez 'querer' o 'sentir'?».

    Esta breve problematización del término se realiza con el motivo de aclarar qué es aquello con lo que luego se encontrará el lector. El lector hallará una serie de pensamientos. Texto, signos ordenados sistemáticamente, sin ningún criterio claro que ordene el sistema expuesto. Pero es justamente eso lo que hace al texto presente tan "particular" (no especial, ni deslumbrante, ni agudo). ¿Qué es lo que escribo? ¿qué lo motiva? ¿es un sentimiento, un afecto, una volición de convencer al resto de lo que cree el redactor? ¿es solo un ejercicio de escritura?  Lo sabré yo, y lo sabrá el que lea. Sin más rodeos, procedo a dejar en este formato los "pensamientos", mis "pensamientos", cualquiera que sea el sentido (problemático) de esta palabra.


21/05/2022


    Una conversación en el vestuario, entre los niños de la categoría sub-10.

J- Mi papá trabaja muy duro en la fábrica para cuidarme y cuidar la casa... somos pobres, no tenemos tanto dinero.

T- Si fueses pobre, no tendrías ni casa ni comida, ni tampoco ropa. Te estarías muriendo de frío

M- Si sos pobre, ¿cómo haces para estar acá en el club?, la cuota es cara, no podrían pagarla.


¿De dónde sacan estos temas los chicos; de dónde el contenido para hacer esas reflexiones?. Interesante es ver la definición de pobreza que cada uno maneja; para uno, lo es el hecho de que el padre deba trabajar muchas horas para poder satisfacerle las necesidades a la familia. Para el otro, lo es la indigencia absoluta, la pura desposesión.


23/05/2022


    ¿Por qué me llama aquel llanto que oigo paredes afuera de mi habitación? ¿Por qué no lo ignoro? ¿Por qué llora? Acaso sufre aquellos dolores a los cuales aún no se ha habituado; acaso es, como cada llanto de un niño infante, la mejor manera de comunicar que la vida duele, buscando desesperadamente aquel alivio que no sabe pedir. Es esto un signo cuya interpretación se hace mejor cuando se presta atención con la sola escucha.

    ¿Acaso el adulto no se muestra, ante el llanto, protector? ¿Acaso no lo mueve aquel chillido a resguardar a quien lo emite? ¿No será que recuerda, él también, que así llamaba la atención de los otros? ¿No recuerda que así también pedía él ayuda? Por eso sabe, aún sin entender, que es convocado por aquel llanto.


4/06/2022


    Que el vivir es como una corriente que te va arrastrando consigo, eso es tema que se me ocurre ahora. Es una rara experiencia la de encontrarse sumido en esa corriente, en ese flujo de acontecimientos que se ofrecen como escenario. No sólo el escenario, sino también el guión me es dado; Pero uno lo interpreta con cierta libertad, lo rechaza o lo acepta, lo adora o lo detesta, pero lo lleva a cabo a la par que lo reescribe, siempre con un cierto margen de maniobra, siempre bajo unas ciertas normas. Pero es uno quien también acepta aquellas normas.

    Cuando, entonces, me encuentro aquí, me detengo y me cuestiono, me interrogo y me pongo a imaginar dónde desemboca la corriente. ¿Quiero llegar allí?, ¿es ese el destino que me está provisto? Seamos más concretos: Hoy fue otra feliz jornada de minibasket y de competencias formativas en el club que me tocó representar como entrenador. Los chicos disputaron un gran partido, en la medida de sus capacidades; pusieron todo su cuerpo y voluntad a disposición de un claro objetivo: ganar el juego. Cada joven se lo toma con su propio grado de seriedad. Enojo, alegría, impotencia... todas estas emociones se padecen en los chicos sometidos a diferentes situaciones de juego, y se manifiestan en sus gestos, en sus dichos, en su andar, en su conducta en general. Todo esto, digo, motivado por una finalidad más o menos clara. ¿Es la de ganar?, sí, pero no tanto. Ganar es solo ganar un juego. El jugador quiere, esencialmente, seguir jugando. ¿Por qué quiere jugar?, ¿por honor, por mero ejercitarse, por enriquecimiento, por fama, por poder?, sólo ellos lo saben. Lo que sea que quieran, las reglas de juego son allí esa corriente que nos arrastra y que cada tanto nos permite agarrarnos de alguna roca, sujetarnos a alguna rama en la rivera, etc.

    Cuando somos conscientes de aquella corriente (¿lo somos?) sentimos la posibilidad de saltarnosla. Más, ¿por qué? aquí comienza la angustia. Últimamente he estado pensando en abandonar mi habitual hacer, y en dedicarme a otra cosa, como por ejemplo unirme al ejército nacional, o aprender programación... Aquello implica, entre otras cosas, abandonar por el momento el minibasket y la filosofía. ¿Estoy dispuesto a tanto, ya que aquellas dos actividades son, en parte, una morada, un lugar relativamente seguro para habitar? Y es que la pregunta es la siguiente: ¿Qué es más importante?, ¿qué me corresponde hacer?, ¿dejaré que la voluntad de alguien más me determine?


05/06/2022


    Aceptación: actitud que hemos olvidado y menospreciado. La joven que con su cuerpo emprende, que con su cuerpo genera ganancias, quiere el efecto de su trabajo, ¿para qué? El almacenero, ¿para qué vende? Ciertamente que, en cierto punto, para poder vivir... pero, ¿para qué vive? He aquí lo fundamental.

    ¿Cuál es el contenido de esa felicidad que decimos perseguir? ¿Amamos la vida, acaso?, y si lo hacemos ¿Por quñe reuímos tanto al sufrimiento? Y ya lo sé, hay sufrimientos que no dejan vivir. Pero rechazarlos, no es la solución a ningún problema. Porque si sufrir fuese un problema, vivir implica, entre otras cosas (maravillosas, por cierto), sufrir, y entonces en vivir consistiría la causa última de todos los problemas. Hemos de reconocer en el sufrimiento una modalidad inherente del vivir. Y hemos de aceptarlo, hemos de sobrellevarlo. Y el mismo se borra en las manualidades. Hornear una torta, decorar el jardín, pintar el ventanal o la cerca, escribir un poema, tocar una melodía... Son todos modos de transformar el sufrir, tan incómodo, en una manifestación, no de ese sufrimiento, sino del viviente que transformó una experiencia tan propia e intransferible, en algo tan sublime y provechoso, anímica y económicamente hablando, en el sentido más originario de la palabra "economía". Porque nada más bello hay que cuidar y embellecer la morada, el hogar, el espacio que constituye el microcosmos del viviente. Allí el viviente tiene su ser, y vivir no es más que el esfuerzo constante de encontrar esa morada. ¡Que no se pierda buscando fama, riquezas ni poder!, porque nada de esto resulta ser un espacio habitable. Son, sin lugar a dudas, los objetos que codicia el que no tiene hogar, el bastardo, el desheredado, confundiéndolo con ese hogar que tanto le faltó.

    Quien este último camino sigue, acaba, como Don Quijote, pronunciando: "yo no sé lo que conquisto a fuerza de mis trabajos", no sé lo que logro con mi esfuerzo.


§

 

    ¿Cómo es posible que algo tan inofensivo como una pieza musical provoque el derramamiento de una lágrima? ¡Corrección inmediata!, lo que sea acaso una pieza musical, no puede ser algo inofensivo en el momento mismo en que provoca una sensación al viviente; o incluso antes, en el momento de su composición.

    Puesto que no es solo lágrimas lo que inspira: también infunden, algunas piezas, fuerza y vitalidad, ganas de hacer; inspira movimiento, siempre, aunque no siempre de la misma clase. Porque eso que algunos llaman quietud, es aún algún tipo de movimiento. Prestar atención a qué le llaman algunos "quietud" nos daría indicios para pensar qué clase de movimiento privilegian, y cuál es el que desdeñan.


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